Bailaban en la oscuridad pues así era más divertido, decían. Sus sombras se aparecían y desaparecían en las paredes, engrandecidas, de noble porte y deliciosas siluetas. Por momentos estas se unían en alegres danzas, por momentos se fundían en una única masa negra. Allí se desenvolvían libremente.
Allí se opacaban.
Cada uno se acomodaba donde la luz reflejara lo que quería mostrar, cada uno se situaba donde esta revelara lo que quería ver. Sí, cada uno dibujaba su figura en la pared a antojo. Proyectábanse a la silenciosa superficie blanca, ecuánime lienzo de sí mismos. Pues así era todo más bonito, pensaban.
Pero siempre llegaba el día en que sus fatigados cuerpos comenzaban a perder el ritmo, para el desconcierto de sus desencajadas sombras, que luchaban por mantenerse bellas y erguidas. Siempre llegaba el momento en que la una vez atezada mancha, cedía ante el sol saliente, se atenuaba ante el decline de la luz de artificio. Pues habría que esperar al regreso de la noche, se resignaban.
Fragmento favorito:Pero siempre llegaba el día en que sus fatigados cuerpos comenzaban a perder el ritmo, para el desconcierto de sus desencajadas sombras, que luchaban por mantenerse bellas y erguidas.
ResponderBorrarLindo cuadro de la vida nocturna.