martes, 27 de abril de 2010

Ladytron - International Dateline



La canción es de la banda inglesa de electropop (o como quieran taggearla) Ladytron, que debutó en el 2001 con el álbum 604, pero esta canción pertenece al tercero, Witching Hour del 2005, fantástico cd del cual salieron los singles "Destroy Everything You Touch" y "Sugar", pero que tiene muchas canciones que se destacan (entre ellas "amTV", "Fighting in Built Up Areas", "The Last One Standing", y por supuesto, la que motiva este posteo.)

Bueno, primero un poco de historia, la "international dateline" es en realidad el Meridiano 180º, pero empezó a tomarse como la línea internacional de cambio de fecha por el año 1879 gracias a Sandford Fleming (creador del horario universal y del sistema que corresponde las 24 horas del día con los 24 husos horarios), quien defendió su propuesta en varios congresos hasta que fue aceptada como tal. Cuando uno la atraviesa en sentido occidental, se adelanta un día, y a la inversa, se atrasa un día. Por lo tanto al estar uno en algún punto de esta línea, mayoritariamente lugares despoblados para no complicarles la vida con las fechas, podría decirse que está en el límite del pasado y el futuro... o, en un punto atemporal, o stuck in a moment (that you can't get out of ;)).

Y esto es justamente la sensación que provoca escuchar esta canción. Por lo menos en mí. Me transmite una tristeza inefable, una resignación o lamentación de una situación paradójica, porque aunque la letra parece indicar que algo termina, es decir, que se deja algo atrás (en la parte oriental de la línea, digamos), la poderosa melodía tiene algo melancólico, algo que parece mostrar un apego a ese pasado que se está intentado olvidar. Así, la situación actual suena desalentadora, pero el pasaje o el intento de pasaje a esa nueva etapa no parece mucho mejor, o quizás, no sea del todo real, ¿pues qué tan real es el tiempo que se gana al cruzar la línea? ¿Qué tan real es ese cambio?

Es difícil explicar el profundo efecto que ha tenido en mí estos últimos días. La escucho una y otra vez y no deja de invocar todo tipo de recuerdos, atrayendo aquello que intento enterrar en mi subconsciente, pero que resurge raudo al sonar las primeras notas de esta canción, acompañado de pequeñas gotitas que desvergonzadas se instalan en mis desprevenidos ojos.

Y aunque es cierto que suscita los sentimientos más aciagos, y hablando francamente, me deprime bastante, lo hace de una forma tan bella, tan bittersweet (¡porque la palabra agridulce no me gusta!) que se ha convertido casi en una adicción, maravillosa e inquietante.

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