jueves, 4 de octubre de 2012

(In)oxidable.

No me duele,
eso ya lo sabes,
has sentido frío a mi sombra
y has visto en mis ojos nada más que tu reflejo,
no me tocas, pues, no me afecta, no me duele,
has visto esto y más y sin embargo, poco has visto,
has visto mi encierro,
te has encontrado con mi indiferencia,
aquel día, en aquel rincón iluminado, con aquella audiencia tan inquieta,
y así y allí, creíste verlo todo y sellaste la puerta;
pero veme aquí ahora, y veme de una vez,
ve como el hielo se derrite en mis ojos como pozos,
velos henchirse hasta desbordarse
y ve cómo me ahogo
ve mi mano asomarse,
entre las mareas tempestuosas,
y ve cómo te llama,
de una vez,
para que sepas
que sí me duele,
y eso ya nunca lo sabrás.

martes, 2 de octubre de 2012

Justicia.

Justicia
dices, mientras me devuelves una mirada perniciosa,
jamás existió palabra tan extraña:
de significante robusto y poderoso
suele posarse en los labios idealistas
no cual mariposa en flor, delicadamente,
sino más bien como águila aferrando su presa,
con una firmeza violenta;
mas un análisis consumado de la relación
entre significante y significado,
muestra que jamás hubo una conexión más arbitraria,
jus-ti-cia,
de significante imponente,
de significado impotente,
impotente como los ruegos a dios o a la providencia,
imposibles como el lenguaje en las bestias,
de concepto tan vacío como la mirada de un ciego,
la justicia, querida, 
no existe.