Era un mundo de infinitas posibilidades,
de sueños y aventuras fundidas;
como la línea del horizonte
en esa noche de cuerpos
desnudos sumergidos en la imposible oscuridad
salpicada de destellos de luz,
eso que tú me enseñaste,
y que veía por primera vez,
disfrutaba devolver el brillo de la luna,
esa que tú me señalaste un día,
cuando su tamaño yo no creía,
y que busqué por cuadras y cuadras
hasta que por fin apareció y vi,
que tenías razón esa vez y luego tantas otras,
y así debía ser,
puesto que tú habías fabricado un mundo para mí,
cuyos límites se expandían al ritmo de tu portentoso caminar,
que a la vez lo creaban y lo regían,
sí, fuiste soberana,
del universo de una misma anatomía,
de sobres de dormir por camas
y velas en el pavimento,
de bailes de supermercado
y canciones [prefe]ridas,
habían quedado atrás los días oscuros que nos vestían,
la añoranza por el sueño de dormida,
ahora despertaba en besos de mil colores
y soñaba todo el día,
pues como dijo Blanche,
yo no quiero realismo,
quiero magia,
y tú eres magia en anarquía.
El encanto de la sencillez, que conjura los mas lindos de los recuerdos. Recuerdos que luego son invocados con una hermosa sonrisa. :-)
ResponderBorrarQué lindo comentario, Jorge. Es exactamente eso lo que siento. :)
ResponderBorrarvisión empañada definitivamente... y encima con esa canción de fondo que siempre me deja la piel de gallina.
ResponderBorrar:)
ResponderBorrarmuchas gracias
@pelfudo: :) Me alegra que compartas el gusto por esa canción.
ResponderBorrar@Manu: Digo de nada, sin saber bien por qué. :D