miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ablución de palabras lejanas.

lamento, querida,
si tus palabras,
no derrumban muros,
como cuando tu llegada,
arrasó con la ciudad entera,
pero duelen mucho,
viniendo de ti,
que reinas en ella;
así es que no te apenes,
si otras llegan
y logran abatirlos,
pues estas solo están,
para paliar tu arribada;
pues es por ti
y no por ellas
por quien arderán los escombros,
pues es por ti
y no por ellas
por quien sucumbirán a ruinas:
y así hasta que las cenizas estanquen
y me alce magnífica
y me alce triunfadora,
y me alce merecedora.

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