me deprimen las fechas en que tenés que celebrar el pasaje del tiempo:
año nuevo, mi cumpleaños;
las que te obligan a mirar tiempo atrás,
a poner las cosas en perspectiva,
a hacer alguna clase de balance y cuando no te dan los números,
cuando la matemática te falla y entrás en pánico como cuando la profesora te hacía pasar al pizarrón a resolver una ecuación y vos en realidad no eras malo haciéndolo pero se te nubla la vista y no podés leer los números y estaré tardando demasiado y te sentís aturdido por el silencio y violado por las miradas y avergonzado por los trazos de tu caligrafía,
allí el resultado era lo que fuera que terminara con ese momento de agonía,
ese momento de analizar las partes y de obtener alguna conclusión satisfactoria de la relación que rige entre ellas;
pero la vida no es una ecuación y las partes interactuando entre sí no te dan un número redondito como los de aquella profesora que nos ponía cuentas que siempre daban 0, 1 o 2, lo que hacía todo inmensamente satisfactorio, satisfactorio como cuando servís la cerveza en un vaso y pensás que se va a volcar pero termina quedando justito, el volumen de la espuma rebosando apenas por el borde del vaso, como una copa de árbol recién podada,
¿pero qué pasa cuando hacés las cuentas y te dan -47/23*8(2.33)?
o mejor dicho, ¿qué pasa cuando no te dan nada? no hay resultado, no hay respuesta;
¿dónde está mi carnet de calificaciones con frases que ahora añoro como "seguí así" o "puede y debe mejorar" o "cuidar problemas de actitud"? al menos así sabría qué hacer;
me deprimen las fechas en que tenés que celebrar el pasaje del tiempo porque me hacen sentir sola, me hacen sentir que mi camino es solitario y que la que me evalúa es una soreta, que la que me evalúa me mandaría a examen, que la que me evalúa es, también, el objeto evaluado y cómo escapar de este ciclo;
me deprimen estas fechas en que tenés que celebrar el pasaje del tiempo, excepto los aniversarios, los aniversarios, cuando estás en pareja, te obligan a pasar al pizarrón a resolver una ecuación, sí, pero no estás solo, quien está contigo te enfoca la vista, quiebra el silencio y absorbe algunas de las miradas de los otros y te dice, quizás, que será su caligrafía la que se verá plasmada en el pizarrón y ya no tenés que sentirte avergonzado;
ahora, si pudieran ser estas fechas como los aniversarios, si estuviéramos menos solos, así, quizás, ya no me deprimirían tanto.
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