domingo, 30 de mayo de 2010

Mosaico.

No sé cuándo fue la primera vez que lo sentiste. Entonces yo no te conocía. Pero sé que cuando te sucedió, no te sorprendió, ni tardaste en admitírtelo. Debo reconocer que, a diferencia del resto, tú no te engañas y absorbes cada nuevo pedazo de ti misma con aplomo. Quizás te regocijaras en el hecho de que eras diferente, tú dirías especial, en todavía un nuevo aspecto. Te imaginabas contándolo a tu madre, a tu familia entera, y a tus amigos, ay, aquellos que tan poco se lo esperaban, contarle a todos ellos, con expresión triunfal y desafiante; erguida y orgullosa... Claro que para eso habría que concretarlo primero. Y eso resultó ser más difícil de lo que te esperabas. Aun más considerando que era una batalla que querías pelear sola, jamás revelaste tu secreto antes de tiempo, no aceptabas compartir tus fantasías sin concretar, debías poder acompañar la gran revelación con una anécdota real, con una prueba fehaciente de que lo que surgió en el mundo cerebral, se ejecutó en los hechos a su vez. Sí, no había duda entonces, de que estabas sola; sola hasta que lograras tu meta.

La primera era imposible. Y de cualquier forma no te interesaba. O bien, era imposible, por ende ya no te interesaba. Como sea, ella había sido el gatillo que desencadenó los eventos posteriores. Había tenido un papel importante, no había necesidad de darle otro. ¡El fundamental, no faltaba más! Era ridículo. Así fue que pronto te olvidaste de ella y pasaste a otras cosas. Es necesario aclarar que jamás abandonaste tu fachada, representabas el papel como una actriz consumada y a decir verdad, todavía no estabas totalmente desencantada del sexo opuesto. Solo que en esa primera euforia de descubrimiento, te aburrían y ansiabas el momento de probar algo diferente. Aproximadamente un año después de la revelación, llegó ella.

En seguida te deslumbró su inteligencia, su buen gusto. De ella lo supiste al momento, no hacía nada por ocultarlo, mas bien todo lo contrario, podría decirse que era parte de su tarjeta de presentación. Esto te interesó aun más, pues así querías ser tú llegado el momento, arrogante en tu disparidad. Congeniaron instantáneamente, tú predispuesta y ella con sinceridad, pues tú eres bonita y seductora. Te envuelve un halo de misterio, tus párpados entornados lujuriosamente, invitantes, prometen mil cosas que tu cuerpo luego titubea en entregar. Tentabas pero oponías cierta resistencia, resistencia que ella supo ver y respetar, así es que, muy a pesar tuyo, no intentó nada. Claro que ella tenía quizás demasiada experiencia, no convenía alguien así, te ridiculizaría, expondría tu evidente impericia. Sin embargo, te costó más justificar esta derrota y por mucho tiempo, acompañaba su recuerdo un pinchazo de arrepentimiento.

Cuando ella se fue, pues no era de por aquí y solo estaba de visita, tus ánimos decayeron. No pretendías que tardara tanto en llegar la tan esperada ocasión. Estabas acostumbrada a actuar según lo que sentías, pero esta situación presentaba obstáculos por ti inimaginables hasta el momento. Lo cual no quiere decir que seas impulsiva, aunque cualquiera usaría esta palabra para describirte. No, eres premeditativa hasta la médula. Lo que sucede es que tienes una prodigiosa capacidad de razonamiento y te abres paso con sorprendente habilidad utilizando la lógica. Discurres largamente contigo misma hasta que desmitificas tus obstáculos y te dispones a recorrer el camino que tú misma despejaste. Pero por algún motivo que no alcanzabas a comprender, estas trabas eran escurridizas y tu poderosa mente no atinaba a desfragmentarlas, pedazo a pedazo, hasta llegar a su núcleo, que tus incisivos alegatos destrozaban sin piedad. No, estos se ocultaban bajo la protectora sombra de la vanidad. Y no hay nada más poderoso que la humillación para acabar con ella.

Esta desilusión fue el pie perfecto para su llegada, el momento más oportuno. Por supuesto ayudó que él estuviera encantado contigo. A pesar de tu reticencia a darle una oportunidad, él no descansó hasta tenerte. Y te tuvo. Pues las reiteradas frustraciones habían magullado tu autoestima, y poseías una carencia afectiva importante, carencia que él supo llenar con perseverancia. Y a cambio tú te entregaste completamente, sedienta de cariño. Sepultaste tus fantasías, segura de estos nuevos sentimientos, leal al que había sabido conquistarte. Pues si hay algo que puede decirse de ti, es que eres empecinadamente fiel; el engaño no tiene lugar en tu rígido código de conducta, no por amor a la ética, sino porque son variables que no aceptas en tus ecuaciones.

Siguió una fase de tranquilidad, de arrobamiento, de dicha como hace mucho tiempo no experimentabas. De vez en cuando escapaba a tus filtros una añoranza, una punzada de insatisfacción, un sentimiento de culpa singular; pero devota a tu negligencia, lo repudiabas como un capricho. Tu sometimiento era total. Y creías, pues así lo aparentaba, pues así lo fue durante esa etapa, que el suyo lo era también. Así es que cuando te pidió ese sacrificio, esa confianza ciega en él y en lo que eran, sentiste que era la oportunidad perfecta para demostrar la rectitud de tu carácter. Con qué complaciencia lo hiciste; qué altiva y orgullosa te mostrabas ante todos, ante aquellos que no compartían tu pasión, ellos que miraban tu sacrificio con aprensión, con temor por ti, con una seguridad en su pesimismo de personas experimentadas en los desengaños de la vida. Pero tú, ¡magnífica!, tú te mantenías obstinada en tu fervor. Así es que cuando él, su rostro enterrado en sus manos temblorosas, abatido, te confesó que ya no eras tú a quien él veneraba, tu mundo se hizo añicos.

Esta traición te descompensó. Nunca más fuiste la misma. Imposible de prever, el elemento sorpresa jugó un papel importante en la forma en que te afectó. Solo tú no lo imaginabas factible, solo tú que asumes en otros cualidades propias y luego te decepcionas al ver que el resto es diferente. Y había que verte, había que imaginarte rearmándote en tu cuarto antes de salir a enfrentar el mundo, el cual ya no frecuentabas tanto porque mostrarte entera consumía demasiado de ti misma. Ansiabas los momentos de soledad y a todos rehuías, excusándote de mil formas, jamás admitiendo la verdadera razón de tu aislamiento. Sin embargo, una vez pasado lo peor, cuando finalmente te decidías a comenzar la lenta reinserción en el mundo, sentiste que se abrían nuevos caminos. Porque es verdad que la decepción de lo que uno creía absoluto, provoca cierto carácter temerario en cuanto a posibilidades alternativas. Fue entonces que te conocí.

Una vez más, el momento no podía ser más oportuno. Tú me necesitabas, y yo a ti. Todavía recuerdo la impresión que me causó verte, la belleza de tu porte; tu rostro enigmático, elegante. Te mostrabas locuaz, aunque algo suspicaz. Parecías burlarte de todos, cómplice de ti misma. Tú sabías quién era yo. Esta vez, tus intenciones fueron claras desde el principio. Aturdida, pues debo admitir que tu desmedida franqueza me tomó algo desprevenida, te correspondí y tú no vacilaste. Por un momento, volví a sentir esa avasallante conexión con alguien. Contigo sentí la necesidad imperante de extender mi brazo y atraerte hacia mí. Y eso hice. Y tú viniste. Y tú hubieras venido incluso aunque no te hubiera llamado.

Esa fue la primera y última vez que te vi, pues luego de esto te retraíste en tu mundo y jamás volví a saber de ti. Algo no había resultado como tú te esperabas, algo había sido distinto a como tú te lo venías imaginando hacia años en tu maravillosa cabecita. O quizás ese había sido tu plan desde el principio. Es cierto que ya no me necesitabas. También lo es que yo a ti tampoco. Sí, aquello debía terminar así. Eso decidiste. Eso decidimos. Así es que al ver tu nombre destellar unos instantes en la pantalla de mi celular esta mañana, dejé que se esfumara sin más, desatendido. Cómo quemas con tu mirada ese pequeño aparato, cómo lo tomas en tus nerviosas manos exigiéndole que hable. Yo espero, con ansiedad, por un segundo centelleo. Te lo mereces, pienso. Al menos eso. Aunque quizás nunca llegue. Sí, llegará, concluyo, pero yo no esperaré.

martes, 25 de mayo de 2010

Crisis de identidad.

Y es acaso todo mi culpa.
Lo admito, soy culpable.
Pues ellos son ellos,
otros distintos,
Ella es Ella,
otra que no soy yo,
y lo natural no existe,
existes y existo,
y cómo espero siempre
y cómo me equivoco siempre,
qué egoísta soy,
qué patético narcisismo,
el pensar que tú eras tú
en la medida en que yo así lo quería,
que ellos eran ellos, mis ellos,
todos ustedes, yo,
todos nosotros, pequeños fragmentos cristalinos,
todos de figuras únicas,
todos reflejando la misma imagen,
tú eras yo, tenías que serlo,








tú eres yo, lo sé.

lunes, 24 de mayo de 2010

Re:

Cuando abrí los ojos esta mañana sabía que sería uno de esos días. Quizás eran las densas nubes grises que se colaban por las rendijas de la ventana, quizás era la humedad (siempre se puede culpar a la humedad, ¿no?), quizás las pesadillas de siempre habían tomado formas más siniestras durante la noche... No sé, pero abrir la persiana y encontrarme todavía envuelta en penumbras no hizo nada por ayudarme. Lo que más me molesta es cantar victoria para solo retractarme después, en esos segundos en que la capacidad de autoengaño hace despliegue de sus mejores talentos. Eso, o quizás la sensación de alivio cuando me encuentro sonriendo de veras, o en los minutos en que amados ellos logran entrar y abatir la soledad interior, o en los picos de las noches de elocuente ebriedad. Es entonces que a veces hago una pausa y trato de imprimir en mi memoria esos lapsus de efímera felicidad, para luego evocarlos en los días nublados de encierro. Claro que esto nunca funciona; llegan con la fuerza de una cálida brisa de verano, casi obsoleta, mientras que son otros los recuerdos que acuden presurosos y torrenciales, dejándolo a uno varado e inerte, completamente a su merced. Otras veces llegas como una lluvia tropical, rauda e imprevista, para irte pronto, luego de causar estragos. El otro día volví a repetir lo que hace casi dos años vengo afirmando: jamás vi algo tan hermoso como tú. Nunca lo olvidé, nunda dejó de sorprenderme. Quizás fue eso lo que faltó esta mañana, quizás fue no ver tu rostro al alcance de mis manos, esa fuente de infinita inspiración recordándome que todavía hay belleza divina en la tierra, susurrándome tiernamente al oído: "Todo estará bien."

viernes, 21 de mayo de 2010

Top 3 más escuchadas de la semana.

1. Cat Power - Metal Heart

Con el motivo de la llegada de Chan Marshall (a.k.a. Cat Power) a Montevideo la semana que viene, estuve escuchándola muy seguido y aunque tiene muchísimas canciones espectaculares, algunas de las cuales escuché obsesivamente también, la canción que más me fascina en este momento es "Metal Heart". Lo curioso es que hay dos versiones y cuesta decidir cuál me gusta más. Apareció por primera vez en el álbum "Moon Pix" de 1998, el cuarto de Cat Power, y aparentemente esta canción se escribió el mismo día que muchas otras del cd, como "He Turns Down", "Say", "Cross Bones Style" y "You May Know Him", pero en mi opinión ninguna tiene la fuerza de esta. La belleza de la primera versión se centra casi completamente en la voz rasposa pero dulce de Cat Power, de una indecible tristeza. Se siente más desnuda, menos instrumentalizada, menos dramatizada y más sincera y cruda que la segunda, que en cambio, tiene un acompañamiento musical mucho más trabajado y menos austero. Esta última aparece en "Jukebox" del 2008, un álbum compuesto mayoritariamente de covers, en este caso a sí misma, que tuvo un considerable éxito en ventas. La melodía es hermosa, eso no tiene discusión, pero cuando en la primera el tono apenas cambia hacia el final, la segunda parece estar en un constante in crescendo, su fuerza e intensidad aumentando hasta que al final una sinfonía de música devastadora se apropia completamente de la canción.

Acá les dejo las dos versiones y a ver cuál les gusta más:





2. Gossip - Standing in the Way of Control

La canción pertene al tercer disco de la banda estadounidense que salió en el 2006, y fue su primer éxito mainstream. Primero que nada, me acabo de enterar que esta canción está tan asociada con la serie "Skins". Nunca la vi, pero muchos que conozco sí, así que quizás le termine dando una oportunidad. Bueno, una vez aclarado eso, debo decir que amo esta canción. La música es súper divertida y la voz de la cantante Beth Gibbons es extraordinaria. La combinación de su voz blusera y espiritual y los riffs contagiosos de la guitarra funciona a la perfección. Además la escribió en protesta contra la prohibición de matrimonio de los homosexuales, lo que automaticamente la hace mucho más genial. Dijo Beth Gibbons: "Nadie en los Estados Unidos se sorprendió tanto por lo que hizo Bush, pero hizo que todos a quienes conozco se sintieran indefensos y burlados. Escribí el coro para intentar alentar a que no se dieran por vencidos. Son tiempos preocupantes para los derechos civiles, pero realmente creo que la única forma de sobrevivir es mantenerse unidos y seguir luchando". ¿Rock bailable con conciencia social? Sa-be-lo.

Acá está el video algo loco:


3. The Raveonettes - Twilight

The Raveonettes son un duo danés de rock alternativo (los tags son siempre tan complicados, "alternativo" sirve para todo) con un nombre absolutamente genial, que combina la canción "Rave on!" (de Buddy Holly) con el nombre del grupo The Ronettes, aquellas diosas de los 60's, cuya estrella principal Ronnie Spector prestó su voz para una de las canciones del grupo. Con influencias como estas, más las de The Velvet Underground, The Jesus & Mary Chain y otras más, su música es una mezcla exquisita de los sonidos de los 50's/60's con un toque de pop dark más moderno. En fin, "Twilight" pertenece a su segundo álbum, "Pretty In Black", del 2005. Como la anterior, tiene una tonada muy entretenida, y mientras uno la baila, se esfuerza por entender las voces sutiles y misteriosas de los cantantes en dueto, que hablan de sexo y una relación de dominación/sumisión, algo perturbador pero excitante al mismo tiempo. Siempre me gustó la música que combina instrumentalización upbeat y letras oscuras; por algo The Smiths es mi banda preferida. Mi parte favorita es cuando explota el ritmo bailable y cantan mis líneas preferidas de la letra: "My heart is like a filling station; And it jumped with joy when you pulled in".

Los videos en vivo no se escuchan muy bien, así que les dejo la versión original:

lunes, 17 de mayo de 2010

Just post it.

I'm so fucking mad. So fucking pissed off at everything. Why the fuck do I have to feel this way? What exactly went wrong? When was it? Was there a way in which I could have prevented it? I'm deaf, I can't hear a thing, I feel so stiff with anger, my fingers violently typing bullshit. I had to erase the previous drafts so many times, none of them came close to saying how I feel. None of them will, nor this. I can hear less and less, I don't know what's happening. I feel as I'm as drunk as I ever was, though I haven't been drinking. I don't know where this came from, I just know that this is as far as I get. I think I've reached my limit. I couldn't take any more pain than this. I want to rip my body to shreds, I want to dive into the freezing cold sea and hold my breath until I swallow water, until I'm this close to dying, only to come back to the surface and thank the world I'm still alive. I don't want to die. I do, I want to die, but I don't think I do. I want it to be ok. I want somebody, anybody to hold me and tell me I'll be ok, just as long as I keep living, just as long as I keep breathing and finally something, anything, somebody, you? will take my breath away, in the good way. I just hope that happens soon because my heart in my chest is about to explode. I can feel it, so tight; but I can't feel it pumping. I wish, wherever you are, that you are not going through this. I've wished you wrong in the past, I have, but I would never wish this. I hope life's getting better for you, I do, I so do. But I think I prefer to keep hoping and not knowing for sure, maybe at this time looking at you smile would tear me apart, hell, I know for a fact that seeing you would kill me. I just wanted you to know, that you're still in my birthday wishes.

sábado, 15 de mayo de 2010

Ah, pero no durará.

Resignada a la calma expectante
al no hacer y a la espera
a la impulsividad reprimida
a la contención, a la incercia
a estas ataduras esclavas de la paciencia
cuando todo lo que quiero es gritar y largarme al abismo
no quiero esta paz queda
quiero consumirme en mi propio fuego
y arder hasta alcanzar mi condena

miércoles, 12 de mayo de 2010

Rope.

Para quienes miraban sin ver, ella era una chica como cualquier otra, mas aquellos que se atrevían a concentrar en ella su apreciativa mirada, descubrían la sedosa cuerda que envolvía su cuello. De cualquier forma, esta era bastante llamativa; se enroscaba seductora por su desprotegida garganta y presionaba con fuerza, dificultando su respiración, que se hacía dolorosa y pesada. No había forma de desatarla, tanto ella como los preocupados observadores lo habían intentado de mil formas distintas -parecía resistirse tanto a los más agudos filos como a la destreza de un par de manos de marineros. No lo comprendían, pues era tan suave y delicada al tacto que esperaban que se deslizara obedeciendo a sus expertas manos, pero esta mantenía su enérgico y testarudo lazo firmemente atado.

Cuando finalmente hubo admitido que deshacerse de ella era imposible, decidió entonces hacer lo posible por ignorarla. Resultaba más fácil cuando estaba acompañada y divertida, particularmente si la rodeaban esos seres de atención superflua, quienes al no ver la omnipresente soga, reforzaban su intención de que sea ignorada. Pero cuando estaba sola, esta parecía oprimirle no solo la indefensa garganta, sino su cuerpo entero. Por momentos, la soga se tensionaba y estiraba, intentado atraerla a un destino desconocido. Pues este es otro detalle, no sin importancia, de la bonita cuerda: aparentaba no tener fin... O bien, este no se alcanzaba a ver.

Jamás se atrevió a seguirla hasta el fin, pues sospechaba que esto no traería nada positivo, pero la pertinaz cuerda jalaba sin parar, irrefrenable. Cuanto más se esforzaba ella por ignorarla, más presión ejercía sobre la pobre chica, que luchaba por mantenerse erguida. La situación era insostenible.

Tan intolerable, incluso, que un día terminó por decidirse a seguirla y contestar al incesante llamado. Esta decisión la llenó de alivio y aprensión, no sabía por qué, al mismo tiempo. A medida que avanzaba, ambos sentimientos crecían, contradictorios pero justos, llenándola de ansiedad. Los últimos pasos los dio rebosando de desesperación, sus sentidos se habían agudizado al máximo y parecía rayar en la embriaguez.

Finalmente se detuvo. Había llegado a su fin. La cuerda ya no tiraba, más bien parecía endeble e insignificante. Había perdido todo su encanto y yacía ahora opaca, sombría. La chica la contempló llena de temor, y poco a poco, la siguió con sus tristes ojos, serpenteando por el piso, ahora ascendiendo, enredándose por entre lo que encontraba, por momentos otra vez recuperando su vigor, aferrándose con fuerza, siempre ascendiendo, y luego, finalmente, colgando, y al extremo, un nudo, exactamente el mismo que ella tenía rodeándole el cuello.

lunes, 10 de mayo de 2010

Trust.


Yo confío en ti porque prefiero la dulce satisfacción de la respuesta esperada a la comprobación del amargo veredicto, porque prefiero arriesgarme a la cruel desilusión que resignarme a la nefasta realidad imperante, porque así lo quiero, porque así lo decido, porque en todo mi egoísmo, así lo necesito.

Foto de acá.

jueves, 6 de mayo de 2010

Pensándote.

pienso en ti y luego pienso que pienso en ti y decido dejar de pensarlo pero entonces solo pienso en que estoy pensando en no pensarte y pensar en no pensarte hace que te piense cada vez más aunque sepa que está mal aunque sepa que pensarte es recordarte que recordarte es revivirte revivirte en mí en mí que ya no estás en algo que ya no existe y debe permanecer donde está donde está para ellos que no piensan lo que pienso que no piensan en pensarte y en recrearte porque si no te pienso ya no existirás más y si ya no existes ya no te recuerdo pero igual te pienso como te pensé antes de ti como te pensaré siempre pues quién soy yo si no te pienso quién soy yo si tú no existes si tú no existes aunque sea en mí