domingo, 23 de febrero de 2014

Pensarte es calor

Pensarte es calor
es sudor
cubriéndome la espalda
es desvestirme
y buscar la parte fría de la cama
es lamentar que exista
y que no sea tu espalda
húmeda y caliente
ahí recostada.
Pensarte es calor
es ver
tus ojos entrecerrados
a través del vapor
que destilan nuestras sábanas
tu pecho que sube y baja
tu respiración agitada.
Pensarte es
tu mano apoyada
en el interior de mi pierna
apretándola,
de vez en cuando,
en rítmicos espasmos.
Pensarte es calor... sí,
pero así y todo,
aún tengo frío.

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