no te odio
no te culpo, tampoco
no encontraría cómo justificarlo
ni con la mayor de las determinaciones
no te odio, no
excepto a veces
-cada vez más escasas
(in)felizmente-
cuando me recuerdas
de lo que me pierdo
una
y
otra
vez
cuando reapareces
centelleando
y al extender mi mano
no alcanzo más que oscuridad
Que lindo volver a leerte, que triste, qué hermosas, son las palabras
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