En la oscuridad podía adivinar su figura..., mi figura, -pues la había esculpido yo con mis manos-, desparramada sobre mí, desnuda. Así era _ _ _, en su totalidad. Solo se escuchaba su respiración, (ir)regular. Destilaba su perfume seductor. Seductor, seductora. Ella era una promesa de eterna suavidad. Le dibujaba contornos cada vez que la tocaba. Ella no los tenía. Y a mí me divertía intentar contenerla, en mis caricias, retenerla, en mis besos, atraparla, enredándola en mi cuerpo, abarcarla, en mis manos. Ella, inabarcable. (Era) inconcebible! Se me escapaba por entre los dedos. La repelían mis lágrimas (era alérgica al agua, y a muchas otras cosas). Igual, nada de eso importaba allí en el silencio de las voces, en la música de los cuerpos que aguantaban, enlazados, un poquito más. Yo, que aborrecía la luz que se colaba entre su cuerpo y el mío, que invitaba a las voces a comenzar su canto en discordantes disonantes. Yo, que miraba desconsolada la aguja sentenciosa que te separaba de mí.
Yo, sin ti. (-2:30)
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