martes, 21 de julio de 2009

Hoy me di cuenta de que...

A veces uso el paraguas innecesariamente. Es decir, a veces lo abro en momentos en que no los necesito realmente. Y claro, es una manera de justificar el por qué lo ando cargando por ahí como una pelotuda. Si lo tengo, más vale usarlo; aunque la molestia de cerrarlo correctamente antes de subir al ómnibus sea mayor que la de las cuasi-gotas ocasionales que caen sobre mí.

Debe haber varias cosas que funcionen de manera similar. Creo.

2 comentarios:

  1. Yo era muy amiga del escudo, aunque creo que la protección que aprendemos a llevar, como un filtro denso y casi impermeable, limita la posibilidad de tener experiencias extraordinarias.

    ResponderBorrar
  2. Me gustó mucho este post. Es sencillísimo y genial.

    ResponderBorrar