cada vez que te veo
me pregunto
si sos la misma
que vi ayer
me castigo
por no haber memorizado
dónde comienza
la línea de tu pelo
me lamento
porque mis manos
aún no adivinan
la forma de tus brazos
y continúan maravillándose
ante la suavidad de tu piel
como si fuera imposible
como si fuera inaudito
como si tuviera miedo
de admitirme
que tal belleza es posible
y que de entre todas
me eligió
a mí