Ese tic tac del reloj,
endeble cuerpo del tiempo,
afanándose por existir
y nuestra vida catalogar.
Ese tic tac del reloj,
que se mata por interesar:
ella llegó y remplazó,
Ese tic tac del reloj,
que ella destronó...
Ella, solo ella,
extinguió, ese pesar de las horas
acumulándose sin finalidad;
ahora no se cuentan minutos,
se cuentan solo los nuestros.
y los solos.