martes, 21 de julio de 2009

Neologismo.

"La imagen que un solo hombre puede formar es la que no toca a ninguno", decía Borges en boca de Averroes. ¿Será cierto? ¿Existe, entonces, aquella figura lingüística que te hará justicia? Quizás. Quizás alguien más te haya imaginado, alguna vez, en palabras. Pero lo dudo, pues él (o ellos) no te conocía(n) y quien te conoce, sabe que eres inconcebible. Entonces, creo, el número de personas que pueden haberlo logrado se ve bastante limitado por motivos tanto prácticos como satisfactorios. Entre estos privilegiados me encuentro, y no he oído, hasta el momento, de nadie que haya conquistado esta empresa. "¡Qué bueno!", pienso. Quiero ser yo. Dios, quiero ser yo.

Eres un universo entero. Un universo de palabras, no por su comprensión, sino por su eternidad. Eres esas cosas, y las eres potenciadas al infinito. Eres todas esas voces, todas ellas, pero quiero que seas una, pues no puedo nombrarte con justicia si las eres todas... y además "uno" parece un número justo, cabal.

Quiero encontrarla. A ella. La que evoque la perfecta imagen, la que te recuerde, la que te englobe. Debe ser la palabra más bella. Armoniosa, letra por letra, no necesariamente simétrica pero de figura elegante, como la tuya. Debe ser hermosa tanto en significado como en significante, en imagen acústica... debe poseer la melodía más cautivadora, la más delicada y placentera. Debe dejar entrever el oxímoron más maravilloso, debe seducir y enternecer. La palabra. Ella. Debe ser femenina, sin duda. Jamás hubo algo de tan obvia y suave femineidad.

Quiero ser yo quien lo logre. Encontrarte; a ti. Y hacerte eterna. Para que no mueras, nunca, y vivas, para siempre, en mí. Como ya lo haces, como lo harás siempre, de otra manera, que aunque menos grandiosa, es igual de grande.

2 comentarios:

  1. esto me recordó algo que escribí hace ya bastantes años...

    Diántana

    Inventaré una palabra que reúna todo ese montón de sentimientos para los que no encuentro palabras que los describan, todo ese puñado de emociones, de canciones mentales, de versos flotantes, de sinrazones incontrolables que me llevan a quererme expresar y no encontrar la palabra que lo diga todo. No, no es amor, ni odio, ni siquiera un simple te quiero, no siento indiferencia, tampoco dependencia, quizás sea un poco de todo, un poco de nada. Inventaré una palabra a la que llamaré diántana, y te la diré lleno de alegría de trasmitirte mis más profundos deseos, y vos dirás que no entendés, que querés que te explique lo que significa, y yo, y yo no sabré qué decir, y callaré, y entonces, con cierta delicadeza, te daré un beso.

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  2. Creo que compartimos el sentimiento, aunque a mí todavía me falta crearla. Me da miedo. Quiero que sea reflejo fiel de lo que describe, pero me temo que es imposible.

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